A YOUNG PERSON’S GUIDE TO ELO
por TOMÁS BONILLA NÚÑEZ
La mítica Electric Light Orchestra (ELO) ha pasado a la historia por su particular propuesta de albergar en la propia formación elementos instrumentales de rock y música clásica. Aunque no fuese pionera en utilizar arreglos orquestales (Deep Purple, Moody Blues, Procol Harum o los Beatles, entre otros, ya lo hicieron con anterioridad), su original fórmula los llevaría al estrellato durante los ’70, edificándose una sólida carrera bajo la batuta del genial Jeff Lynne, creador de brillantes melodías y de un sonido asombrosamente original pese a la herencia Beatle que cobijaba en su interior.
Los primeros destellos de luz tuvieron lugar en 1971, cuando Jeff Lynne y Roy Wood, ambos en la última formación de The Move, quisieron dar una vuelta de tuerca a sus inquietudes musicales bajo una obsesión común, especialmente de Lynne desde su época con Idle Race: continuar el legado dejado por los Beatles en temas como “I Am The Walrus” o “Eleanor Rigby”, llevándolo más allá con una banda que aglutinase instrumentos de rock y de música clásica. Así que, aún gozando de una aceptable cuota de éxito, la metamorfosis de The Move en ELO no tardó en producirse, y al trío superviviente (Wood, Lynne y el batería Bev Bevan) se añadieron Richard Tandy a los teclados y otros músicos para los instrumentos clásicos, en apoyo del multiinstrumentista y polifacético Wood, que se atrevía prácticamente con todo. El álbum de debut, No Answer, sentó las bases de tan original receta, alejada del beat pop y sumergida en un novedoso rock experimental y vanguardista, dotado de una sonoridad compleja y barroca. Divergencias entre ambos colíderes llevaron al inquieto Wood a abandonar pronto la nave para emprender una nueva aventura con Wizzard, dejando a Lynne como único adalid y cabeza pensante de la agrupación. A partir de entonces, ELO experimentaría diversos cambios en su formación, aunque la más célebre y estable fue la existente entre 1975 y 1979: Lynne (guitarra y voz), Bevan (batería), Tandy (teclados), el recientemente desaparecido Kelly Groucutt (bajo), y la sección de cuerda integrada por Mik Kaminski (violín), Hugh McDowell y Melvyn Gale (violonchelos). Los primeros años fueron titubeantes, sobre todo por la dificultad de trasladar al escenario un sonido correctamente amplificado de la sección de cuerda, pero las enormes dotes de Lynne como creador de melodías irresistibles hicieron que ELO pasara en pocos años a engrosar la élite rock. Tras cuatro álbumes inmersos en el más puro rock sinfónico, Lynne evolucionó su sonido triunfalista y espectacular hacia mayores cotas de comercialidad, aderezando inteligentemente los temas con melodías suntuosas, armonías vocales herederas de los Beatles, ricos arreglos orquestales y flamantes matices sonoros. La orquesta iluminaría las listas de éxitos durante la década de los ’70s con canciones inolvidables y álbumes emblemáticos, pero en los ’80s y tras su colaboración en la película “Xanadú” (1980) comenzaría un paulatino declive hasta que Lynne paró los motores en 1986 para iniciar un futuro dorado como afamado productor de artistas consagrados (George Harrison, Tom Petty, Ringo Starr, Roy Orbison, Beatles, su actual colaboración con Joe Walsh, etc.), y miembro del supergrupo de rock-folk acústico Traveling Wilburys (junto a Harrison, Petty, Orbison y Bob Dylan), retornando brevemente con Zoom en el 2001. En los ‘90s se produjo la efímera y discreta aventura de Bevan con ELO Part Two, acompañado inicialmente por Louis Clark, Mik Kaminski, Hugh MDowell, y poco después por Kelly Groucutt. Durante este período editaron algunos discos que recogían dignamente, aunque con basculaciones de diferente nivel, el legado sonoro con el que Lynne impregnó la legendaria banda, complementado en no pocos momentos con ejercicios de AOR americano: “Electric Light Orchestra Part Two” (1990), “Moment Of Truth” (1994) y “One Night – Live” (1996), este último un muy buen documento en vivo que captura con gran sonido el resultado de esta fase alternativa y colateral en el seno de ELO. Posteriormente, Bevan abandonó la empresa después de vender a Lynne su parte de los derechos que ostentaba sobre el nombre del grupo, de manera que los miembros restantes se reconvertirían en The Orchestra y en 2005 publicaron “No Rewind”, un disco correctísimo y aceptable en línea con las propuestas conseguidas por ELO Part Two, aunque el sentido de su existencia convergía esencialmente en vivir del directo, llevando la magia del sonido ELO y de sus eternos hits por los escenarios de todo el mundo, España incluida.
Lamentablemente, la antorcha principal que hacía pervivir esa magia se extinguió cuando el 19 de febrero de 2009, un ataque al corazón segó la vida del añorado Kelly Groucutt, aunque Kaminski y Clark continúan realizando, en estado prácticamente agonizante, actuaciones cada vez más esporádicas con The Orchestra. El reciente fallecimiento del cellista originario Mike Edwards, el 3 de septiembre de 2010, ha dejado otro punto luctuoso en las páginas de la historia de nuestra celebrada banda. Pero no hay que perder la esperanza, quizás algún día el genio de Lynne vuelva a activarse de nuevo para darnos una alegría a todos los fans que esperamos impacientes los luminosos centelleos de la nave en el firmamento del rock.
No Answer (1971)
Sin lugar a dudas, se puede considerar como uno de los trabajos más audaces de rock experimental de los ’70, con el que Lynne y Wood hicieron realidad su obstinado proyecto de fusionar rock con instrumentación clásica (chelos, violines, corno inglés, trompa, oboe, fagot,…). El resultado fue un interesante álbum, complejo e innovador, aunque no de fácil asimilación y que precisa de varias escuchas para destilar su verdadera esencia. De hecho, el disco es heredero directo de las primeras investigaciones que el trío dejó patentes cuando aún funcionaban como The Move, en sus álbumes “Looking On” (1970) y el maravilloso “Message From A Country” (1971), conformando un rosario de piezas de tono barroco y neoclásico, y arreglos de cuerda sumamente crudos y enrevesados, como se aprecia en el single “10538 Overture”, pero sobre todo en otros temas como “Nellie Takes Her Bow”, el áspero “The Battle Of Marston Moor”, “Mr. Radio” o “Queen Of The Hours”. Vanguardista.
ELO 2 (1972)
Las diferencias entre Wood y Lynne no dieron para más desde el plano discográfico. Mientras el primero dirigía su mirada hacia el Glam rock y engendraba el grupo Wizzard, el segundo no dejó escapar la oportunidad que se le ponía por delante y asumió de inmediato el peso del grupo, publicando un segundo trabajo que seguía la estela del primero, aunque ya centrado en su sello personal e intransferible, y consiguiendo un resultado aún más progresivo y ambicioso si cabe, con extensas y elaboradas secciones instrumentales, como así sucede en las extraordinarias suites “From The Sun To The World” y “Kuiama”, o la maravillosa balada “Mama”. Pero el tema que los pondría en primera línea de la actualidad musical obteniendo un cierto éxito en USA y varios países europeos fue la arrolladora versión del “Roll Over Beethoven”, una adictiva y enérgica revisión del clásico de Chuck Berry mezclada con la 5ª Sinfonía de Beethoven, con el que a partir de entonces acostumbrarían a finalizar sus conciertos. Progresivo.
On The Third Day (1973)
Con este tercer álbum, Jeff Lynne dirige su orquesta hacia terrenos propios del rock sinfónico más genuino, donde los elementos rock, un destacado moog y la instrumentación de cuerda se estructuran al unísono perfilando un conglomerado de exquisitas texturas y elaborados desarrollos orquestales, que redundan en un sonido más depurado y menos barroco que los dos primeros álbumes. Se puede decir que Lynne estaba cada vez más cerca de conseguir el sonido definitivo de su objetivo inicial. Buena prueba de ello reside en las cuatro primeras piezas, que entrelazadas a modo de maravillosa “suite” trazan como línea argumental el mito de la Creación, así como en “Dreaming Of 4000”, el instrumental “Daybreaker” y la contundente versión de “In The Hall Of The Mountain King” de Grieg. La faceta más rock se la reservan el adictivo hit “Showdown” y el rocoso hard “Ma-Ma-Ma Belle”, en el que colabora Marc Bolan (T.Rex) con su guitarra, aunque no aparece en los créditos. Clasicista.
Eldorado (1974)
Primera obra conceptual en su totalidad, cuyo hilo conductor trata sobre el eterno soñador que despierta, ve la dura realidad de la vida, y no puede soportarlo. Lynne lleva el camino trazado en “On The Third Day” dulcificando los arreglos de cuerda en relación a sus anteriores trabajos, dirigiéndolo así hacia cotas increíbles de extraordinaria riqueza, maestría y belleza en una sabia conjunción de rock y música clásica. Melodías subyugantes, sublimes e imperecederas (“Can’t Get It Out Of My Head”, “Poor Boy”, “Eldorado”), ambiciosos arreglos orquestales (“Nobody’s Child”, “Laredo Tornado”, “Mister Kingdom”) y grandilocuentes interludios instrumentales y corales (“Overture”, “Boy Blue”, “Finale”) dan forma a la primera obra maestra del genio de Birmingham, con la crucial colaboración de Louis Clark en el diseño de tales arreglos. Para la grabación de esta mágica y esplendorosa sinfonía, Lynne utilizó una orquesta completa de 40 miembros. Fue disco de oro y todo un éxito en USA. Hechizante.
Face The Music (1975)
Después del éxito cosechado en USA gracias a “Eldorado”, con “Face The Music” ELO comienza a afianzarse a nivel mundial como una de las grandes agrupaciones del momento. Jeff Lynne tiene cada vez más claro cuál es la línea a seguir, y no vacila en ir adaptando el estilo del grupo a las diversas corrientes musicales de moda por aquél entonces. Por todo ello, en el álbum se contiene un espléndido ramillete de futuros clásicos de la banda, como la espectacular apertura del disco con el instrumental “Fire On High”, uno de sus mejores temas de corte sinfónico, que circula por pasajes tétricos y lúgubres salpicados de violines y coros escalofriantes, una rítmica guitarra acústica y una rabiosa batería pletórica de energía; el hit single “Evil Woman”, pieza con ritmos negroides pero de adictiva melodía, que daría inicio a toda una posterior retahíla de hits comerciales; “Nightrider”, un rock artístico dotado de fascinantes arreglos de cuerda; las encantadoras baladas “Strange Magic” y “Waterfall”; el potente rock “Poker”, o la seductora y romántica “One Summer Dream”. Cautivador.
A New World Record (1976)
El álbum que encumbró definitivamente al grupo en la élite, situándolo por pleno derecho entre las bandas más significativas de la historia del rock, es un equilibrio perfecto entre calidad y comercialidad, elegancia y energía, sinfonismo y sobriedad. Fue multiplatino en USA y Gran Bretaña, llegando a alcanzar los cinco millones de ejemplares vendidos en todo el mundo, tan sólo en su primer año de publicación. Definitivamente, un nuevo record mundial, como vaticinaba el título, repleto de singles exitosos y temas que aún permanecen en el recuerdo de varias generaciones: “Rockaria!”, ensamblaje magistral entre rock’n’roll y ópera; “Do Ya”, el viejo tema de The Move reformulado en rock más potente y visceral; “Livin’ Thing”, que seduce con sus lujuriosos violines y su irresistible estribillo; y “Telephone Line”, deliciosa balada enriquecida con impecables arreglos vocales. Junto a ellos, a destacar también la potente pieza inicial “Tightrope” y su solemne intro sinfónica, y “Shangri-la”, melancólica balada con reminiscencias exóticas que cierra el álbum con un conmovedor coro operístico. Majestuoso.
Out Of The Blue (1977)
Para muchos está considerado como su obra maestra, ya que por muchos motivos se puede considerar como la cima del arquetípico muro de sonido de ELO. Ciertamente, este doble álbum del grupo es una síntesis magistral de art rock y comercialidad, con canciones espectaculares que rayan la perfección, elaboradas con suma pulcritud, brillantez y meticulosidad. La grandiosidad de su excelso sonido se traduce en melodías majestuosas sobre la base de un rock orquestal único, surgido de la mente de un Jeff Lynne en un especial estado de creatividad. La sección más interesante es la suite sinfónica “Concerto For a Rainy Day”, integrada por cuatro inspiradas piezas: “Standin’ In The Rain”, “Big Wheels”, “Summer and Lightning”, y el exitoso “Mr. Blue Sky”. Éstas, junto a clásicos inolvidables como “Turn To Stone”, “Sweet Talkin’ Woman”, “Wild West Hero” o “It’s Over”, forman parte de un álbum esencial que fue multiplatino en su época, originó la gira más exitosa y espectacular de la banda, y constituyó una acertada y lucrativa operación de marketing al incluir un póster de la banda y un flyer recortable de la famosa nave con el logo. Imprescindible.
Discovery (1979)
Como otras glorias del rock (Queen, Rolling Stones, Wings, Kiss,..), Lynne también cayó bajo el hechizo del sonido “disco”, editando su álbum decididamente más comercial, aunque no exento de brillantes canciones. Tras la mastodóntica y exitosa gira en 1978 del “Out Of The Blue Tour”, se produce entonces un punto de inflexión determinante, ya que Lynne decide prescindir de la rutilante sección de cuerda y reduce la banda a simple cuarteto, confiriendo un mayor peso específico a los teclados, aunque continúa enriqueciendo los temas con suntuosos arreglos orquestales. El álbum alcanzó el # 1 en Gran Bretaña, gracias a potentes singles como el pegadizo “Shine A Little Love”, el dinámico “Last Train To London”, el poderoso rock “Don’t Bring Me Down”, y el encantador “The Diary of Horace Wimp”, junto a la fulgurante nitidez de “Confusion”, la vivacidad de “On The Run” y las hermosas baladas “I Need Her Love”, “Wishing” y “Midnight Blue”. Exitoso.
Xanadú (B.S.O.) (1980)
Aunque no se trate realmente de un álbum propiamente dicho del grupo, no podemos dejar de hacer mención a la participación de ELO en la banda sonora de la película protagonizada por Olivia Newton John y Gene Kelly. La cara B pertenece íntegramente a la banda de Lynne, mientras que la cara A quedaba reservada a los temas cantados por Olivia y compuestos por John Farrar. No se puede decir que el disco ayudase demasiado a mantener la buena reputación de que gozaba ELO hasta el momento, puesto que no faltaron críticas exacerbadas a su colaboración en una película que demostró carencias argumentales y un bajo nivel cinematográfico. Pero para el currículum queda el primer núm. 1 de un single conseguido por ELO en UK, con el propio hit “Xanadú” interpretado por la hermosa cantante australiana, junto a cuatro buenas canciones – “I’m Alive”, “The Fall”, “Don’t Walk Away” y la trepidante “All Over The World”- en las que Lynne demostraba nuevamente su dominio del estudio de grabación sacando de la nada cinco composiciones muy accesibles y de aparente sencillez, pero brillantemente pulidas, arregladas y producidas. Discreto.
Time (1981)
Un fascinante álbum conceptual avanzado a su tiempo, basado en un viaje al siglo XXI. Lynne rompe todos los cánones establecidos en su particular universo sonoro, y convierte a los sintetizadores en protagonistas destacados, utilizándolos como ambientación idónea para reflejar la historia. Así, los arreglos orquestales se reducen a la mínima expresión, y cuando raramente aparecen, son emulados con los propios teclados. Resulta interesante comprobar cómo treinta años después el disco suena fresco y sorprendentemente actual, gracias a un cancionero hilvanado con interludios instrumentales y compuesto por temas poderosos y dinámicos como “Twilight”, “Here Is The News”, “Yours Truly, 2095”, “From The End Of The World” o el rock retro “Hold On Tight”, junto a hermosas baladas con ricas armonías vocales (“Ticket To The Moon”, “21st Century Man”) y medios tiempos dotados de radiantes melodías (“The Way Life’s Meant To Be”, “Rain Is Falling”). Futurista.
Secret Messages (1983)
Jeff Lynne lo concibió inicialmente como un álbum doble, pero las pretensiones comerciales de la discográfica Jet Records frustraron sus expectativas, apareciendo finalmente como álbum sencillo. Con todo, se trata de un magnífico trabajo, refinado y sofisticado, colmado de melodías preciosistas, recursos imaginativos y una producción absolutamente brillante, donde las guitarras predominan sobre los teclados, a diferencia de su predecesor “Time”. El single “Rock’n’Roll Is King”, -un trepidante rockabilly clásico con sabor añejo a años ‘50-, obtuvo bastante repercusión, pero el disco alberga otras maravillas como el rotundo tema de homónimo título, el afilado rock “Four Little Diamonds”, las atractivas armonías de “Bluebird”, y demás exquisiteces de delicioso paladar como la seductora “Loser Gone Wild”, la vigorosa “Danger Ahead”, la intrigante “Train Of Gold” o la sutil belleza de las hermosas baladas “Letter From Spain”, “Take Me On and On” y “Stranger”. Elegante.
Balance Of Power (1986)
La deteriorada relación con el magnate de Jet Records Don Arden estaba llegando a su fin tras la profunda decepción que causó en Jeff Lynne un mutilado “Secret Messages”. Ese hecho, junto a un Lynne cada vez más reacio a girar en directo, precipitaba lo que ya era un secreto a voces: el final del grupo. Pero aún quedaba un álbum que publicar para cumplir con las exigencias contractuales, así que el resultado fue un disco que en diferentes manifestaciones patentizaba el estado de ánimo del compositor: canciones sencillas y comerciales de corte principalmente pop, -algunas ciertamente seductoras y atractivas-, con un sonido muy estandarizado en los ochenta (como el saxo en “Sorry About To Fall”) y recurriendo en contadas ocasiones a los arreglos de cuerda. Participan de este signo estilístico temas recomendables como “So Serious”, “Getting To The Point”, Is It Alright”, “Without Someone”, “Endless Lies” o el single “Calling America”. Comercial.
Zoom (2001)
Quince años después del experimento pop “Balance Of Power”, que supuso la desaparición de la banda, Lynne reflotó la nave tras una fructífera etapa como reputado productor, la inolvidable aventura con los Traveling Wilburys y un disco en solitario, “Armchair Theatre”, publicado en 1990 en plena fiebre “Wilbury”. Acompañado del fiel Richard Tandy y de la inestimable colaboración de George Harrison y Ringo Starr, el álbum es más bien un segundo trabajo en solitario: Lynne compone, produce, arregla, canta y toca casi todos los instrumentos. Con un sonido más cercano a su etapa post-ELO, destacan las guitarras sobre las cuerdas y los teclados, especialmente en los temas más rockeros (“Alright”, “Melting In The Sun”, “Easy Money”, “All She Wanted”), aunque no faltan elegantes pasajes orquestales típicos de ELO, como “Ordinary Dream”, “Moment In Paradise”, “Stranger On A Quiet Street”, “A Long Time Love” y “Just For Love”. Sobrio.
RECOPILACIONES
El mercado se encuentra saturadísimo de recopilaciones de toda índole y diversidad sobre ELO, tanto que sólo un listado completo de las mismas ocuparía varias páginas enteras, así que no merece la pena detenerse excesivamente en este apartado, sino más bien dejar que el interesado se zambulla por sí mismo en la inmensa oferta de la que dispone a su alcance, en la mayoría de las ocasiones a precios verdaderamente irrisorios. De todas formas merece la pena mencionar específicamente algunas de ellas, que por una u otra razón resultan destacables. Así, no se debería dejar de lado los compilatorios publicados en vida del grupo, como “Olé ELO” (1976), que abarca temas desde “ELO 2” hasta “Face The Music”; “The Light Shines On” (1977), del progresivo sello Harvest, que recoge una buena cantidad de temas de la época con Roy Wood, que fue seguida de un segundo volumen el año 1979, bajo esa misma premisa; “ELO’s Greatest Hits” (1979), publicada en pleno furor del fenómeno de ventas “Discovery”, que se vendió como rosquillas en el momento más alto de la formación; y “A Perfect World Of Music” (1985), que cubre hasta el “Secret Messages”. Certificada la defunción de la banda y en plena era del cd, resulta altamente recomendable la caja “Afterglow” (1990), acompañada de un sugestivo libreto de formato grande profusamente ilustrado, que en tres discos recoge también caras B y tema inéditos de los últimos años, entre ellos los originariamente destinados a conformar el “Secret Messages” como pretendido álbum doble. El otro cofre imprescindible es “Flashback” (2000), publicado por un Jeff Lynne dueño absoluto del nombre de la banda, aprovechando también el renovado interés por ELO gracias al fenómeno Internet antes de dar salida a su nuevo proyecto “Zoom”. Más temas inéditos de gran interés (entre ellos, una versión del “Xanadú” cantada por el propio Lynne), pulidas remasterizaciones de clásicos de la banda, algunas versiones en vivo restauradas y un interesantísimo libreto con comentarios del propio Lynne constituyen el principal atractivo de este maravilloso cofre, también conformado por tres cds. A partir de aquí, “ELO’s Greatest Hits Vol. 2” (1992), “The Very Best Of The Electric Light Orchestra” (1994), “Light Years” (1997), “Definitive Collection” (1999), “The Ultimate Collection” (2001), “The Essential” (2003), “All Over The World – The Very Best Of ELO” (2005), “The Harvest Years 1970-1973” (2006) y “Ticket To The Moon – The Very Best Of ELO Vol. 2” (2007), constituyen todas ellas muy buenas aproximaciones para el neófito que desee adentrarse en el universo ELO, así como de obligada adquisición para los completistas del grupo.
GRABACIONES EN DIRECTO
En vida de ELO, el único disco oficial en vivo publicado fue “The Night The Light Went On (In Long Beach)”, grabado en 1974 durante la gira del “On The Third Day”. Sólo se publicó en algunos países europeos, ya que adoleció de una baja calidad de sonido debido a problemas técnicos sufridos sobre el escenario. Afortunadamente, la tecnología digital ha permitido restaurar la grabación, y en 1998 se reeditó en CD la masterización de la toma maestra, consiguiendo una calidad superior. Ello permite disfrutar de sinfónicas versiones más directas, contundentes y alargadas que las originales, como la extensa “Showdown”; el “Daytripper” de los Beatles mezclado con extractos de Händel y Mozart; o una sorprendente mixtura entre “In The Hall Of The Mountain King” de Edvard Grieg y “Great Balls Of Fire” de Jerry Lee Lewis. Un espléndido testimonio en vivo de ELO fusionando rock’n’roll y música clásica, llevado hasta sus últimas consecuencias. A partir de entonces, el legado de ELO en directo sólo quedó recogido en vinilo en unos pocos bootlegs -“Wholly Edison” (1974), “Freedom City Pandemonium” (1976), “America Sees The Light” (1977) y “Orchestral Encounters Of The Electric Kind” (1978)-, hoy día buscadísimos por los ávidos coleccionistas, pero años después de la desaparición de la banda se publicaron oficialmente cuatro CDs en directo sumamente interesantes: “Live At Winterland ‘76”, de la gira del “Face The Music”; “Live At The BBC”, una doble compilación con grabaciones de diferentes actuaciones entre 1973 y 1976; “The BBC Sessions”, grabado sin público en los estudios de la emisora entre 1972 y 1974; y “Live At Wembley ‘78”, durante el mastodóntico tour del “Out Of The Blue”. Este último procede de una grabación para la TV que se editó sucesivamente en VHS y DVD. En ella se puede observar el espectacular platillo volante sobre el que tocaba el grupo, junto a un fastuoso despliegue de luces y rayos láser. La grabación original fue pobremente mezclada en mono y utilizó algunas cintas pregrabadas que usaba la banda sólo para seguir el compás, al no poder escucharse entre ellos dada la aparatosidad del escenario. Afortunadamente, en el 2006 se editó el DVD “Out Of The Blue – Live At Wembley”, que ha remasterizado la mezcla y presenta el sonido tal y como lo escuchaba la audiencia, mejorado en formato DTS. Otro DVD que no hay que dejar de lado es el “Zoom Tour Live” grabado el 2001 en los estudios de la CBS, que con un sonido magnífico presenta la hasta ahora última reencarnación de ELO. Por último, el año pasado se publicó “Electric Light Orchestra Live – The Early Years”, un recomendadísimo DVD que recoge tres actuaciones en vivo de los primeros años de la banda, concretamente un show que dieron en la Universidad de Brunel el año 1973, presentando “On The Third Day”; una actuación grabada para el famoso programa de la TV alemana Rockpalast en 1974 (con entrevista incluida) antes de editar “Eldorado”, y un concierto que dieron en 1976, en la gira del ”Face The Music”, en el New Victoria Theatre de Londres, grabado para el programa Fusion.
Tomás Bonilla Núñez
Junio 2011